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1.- Biografía

a.- Nacimiento
Juan Morera Coll, más conocido como Fray Casiano María de Madrid, hijo póstumo de Juan Morera y María Coll Audini, nació el 20 de octubre de 1892 en Madrid, España.

Aproximadamente a los tres meses de su nacimiento, enero de 1893, su madre trasladó su residencia a Barcelona y en esta ciudad transcurren la niñez y primera juventud de Juan Morera Coll, haciendo salvedad de un corto viaje que hacen madre e hijo a Cuba.

Así, dentro del marco religioso de su hogar, crece Juan, quien más adelante va a manifestar una verdadera vocación a la vida de convento y a la dedicación por entero a servicios de Dios.
b.- Su vida en Convento

Por lo anterior, apenas se lo permitió su edad ingresó en el Convento de los Padres Capuchinos de Tarragona; aquí su verdadero yo quedo al manifiesto pues todas sus obligaciones no fueron un sacrificio, ya que las tomó como un simple cumplimiento con su Dios y su vocación.

Antes de realizar sus votos sufrió una crisis espiritual y fluctuó entre hacerse Cartujo u Hospitalario; lo primero se adaptaba (según su propio criterio) a su espíritu tímido y recogido, pero lo segundo correspondía a su inclinación por la beneficencia y le brindaba la oportunidad de ejercitar la caridad.

Juan Morera vistió los hábitos de 5 de diciembre de 1913, para luego profesar por tres años (votos temporales) el 8 de diciembre de 1914. Hizo sus votos perpetuos el 7 de julio de 1918.

Una vez convertido en fraile escoge el nombre religioso de Casiano en honor a San Casiano que es que un mártir capuchino. Por ser de origen madrileño se le llama de Madrid.

De ahí adelante se le conocerá con el nombre de Fray Casiano María de Madrid.

El muy probable que el nombre de María lo tomara debido a su madre o por la Virgen, de quien fue fiel devoto.

Un pariente acaudalado de “Fray”, molesto por su condición de lego, le ofreció los medios para trasladarse a Bélgica, a una abadía, per “Fray” desistió por creerse incapacitado para ello. Trabajó durante algunos años en la Escuela Seráfica y posteriormente se le trasladó a América

c.- Ingreso a Costa Rica

Considero necesario hacer una breve introducción a este capítulo de la vida de Fray Casiano realizando una corta reseña histórica de la orden de San Francisco de Asís y de su función en Costa Rica.

La Orden de San Francisco de Asís fue constituida por Francisco de Bernardone (1182-1226), más conocido por la posteridad como San Francisco de Asís, pues nació en Asís, Italia.

Francisco de Bernardone fue hijo de una familia acomodada pero por una serie de acontecimientos (un año prisión después de una batalla de los habitantes de Asís contra los de Perusa y el ser víctima de una enfermedad en la cárcel y enfermar nuevamente en una expedición militar) decide cambiar de vida renunciando a su herencia y a la protección que le daban sus bienes, retirándose al Monte Subasio a meditar.

Vuelve e inicia su prédica y es seguido por un pequeño grupo con el cual constituye una Orden en un 1209 que luego llevará su nombre: Orden San Francisco de Asís.

Se caracteriza esta orden por la renuncia a los bienes materiales y por llevar una vida de sencilla austeridad.

Los Capuchinos son una rama de la Orden de San Francisco de Asís y fue fundada por Matteo de Bassi en 1525. El propósito fue volver a la práctica en forma rígida de la regla de San Francisco pues ésta se había desvirtuado desde su fundación.

Por estudios hechos respecto sabemos que los primeros franciscanos que llegaron a América lo hicieron junto a Cristóbal Colón cuando éste inició su Segundo Viaje, en 1493. Colón, en el viaje mencionado traía frailes de la Orden de San Jerónimo y de la Orden de San Francisco de Asís los cuales venían al mando del Padre Boil.

Estos primeros frailes tuvieron oportunidad de iniciar su evangelización de los indígenas en los lugares que exploraron y se calcula que ya en 1500 existían unos 3000 indígenas bautizados.

El padre Juan Estrada Rávago, llegado a América en 1550, fue el primer misionero franciscano que hubo en Costa Rica (156 0) junto con el Padre Betanzos.

En su primer intento, el padre e Estrada Rávago no obtuvo los frutos deseados en su evangelización.

En un 1561 el padre Juan Estrada Rávago fue nombrado Vicario de Costa Rica y “una vez con las riendas del mando en sus manos, comienza el Padre Estrada una obra de verdadera edificación, amasada con su propio sacrificio, abnegación, y más que todo con la dulzura de su carácter, bondad y caridad para con los indios que llegaron a amarle entrañablemente. Estrada Rávago aprendió la lengua de los indios, compró víveres, ropa, provisiones de toda especie, etcétera, que distribuyó a manos llenas entre los indios y españoles sin distinción alguna, captándose la simpatía general. Se preocupó sobre todo de la propagación de la fe y dedicóse a fundar cuantas iglesias pudo, dotando las de su propio peculio de cuanto les era menester para el ejercicio del culto”.

Se deduce de lo anterior que desde la aparición de los primeros franciscanos en América -haciendo las salvedades del caso- la fe empieza a difundirse y hay un claro entendimiento de la misión que vienen a cumplir: convertir al cristianismo a todos los individuos que fuera posible.

En 1564, encontramos en Cartago a Fray Lorenzo de Bienvenida, franciscano conocido como paladín de la Conquista de América. También estaban los frailes Salinas, Salazar, Betanzos y Bonilla, formando un pequeño grupo de cinco que era muy reducido para desempeñar debidamente la labor de catequización.

Se hacía necesario una mayor cantidad de misioneros.

En vista de lo anterior, se decide, en Cabildo celebrado en Cartago ese mismo año, enviar a Fray Lorenzo de Bienvenida a España para entrevistarse con el Rey Felipe II y exponerle la situación espiritual y material en que los misioneros se encontraban en Costa Rica; el deseo era, además, traer un grupo mayor de misioneros para poder atender debidamente de las necesidades de la obra de catequización.

El Rey Felipe Segundo, el 29 de julio de 1565, emitió dos cédulas reales cuyo contenido favorecía el propósito de Fray Lorenzo y establecían en forma oficial, y con ayuda de la Corona Española, la Orden de San Francisco de Asís en Costa Rica, veamos:

“EL Rey- Nuestros oficiales que sois y fuerais de la provincia de Cartago y Costa Rica, sabed que Fray Lorenzo de Bienvenida de la Orden de San Francisco, me ha hecho relación que él por orden nuestra y licencia de su general, va a esas provincias y lleva consigo trece de misioneros de su orden para entender en la instrucción y conversión de los naturales, y por ser tierra nueva, hasta ahora no había conventos fundados, y me fue suplicado que atento a ello, y a que dichos religiosos eran pobres, les hiciere merced de mandarles por algún tiempo el vino que hubiesen menester para celebrar, y aceite para que ardiese la lámpara de Santísimo Sacramento, y algunas campanas, cálices o como lo de mi merced fuese, y yo, acatando el fruto que hasta ahora han hecho y cada día hacen en esa tierra los dichos religiosos y los que en ella estuviesen y fuera de aquí en adelante; nuestra voluntad es hacerles merced que por tiempo de seis años, de todo vino que hubieren menester para celebrar y del aceite que fuese necesario para que arda delante del Santo Sacramento, y algunas campanas y cálices por ende os mando que, de cualquier maravedís del cargo de vos, el nuestro tesoro, por término de seis años… que se cuenten desde el día que con está cédula fueredes requerido, proveáis a los monasterios que en adelante se hiciesen de la Orden de San Francisco… y al presente déis a cada monasterio que de nuevo se hiciese en dichas provincias, un cáliz de plata con su patena, y una campana… Yo el Rey”

Por medio de las cédulas reales emitidas en 1565 queda instituida la Orden de San Francisco de Asís en nuestro territorio.

Durante la Conquista, la Colonia y después de ella se continúan enviando misiones franciscanas a América.

En 1925, en que España se decide enviar una nueva misión franciscana a América y en ella se encuentra nuestro personaje.

De esta manera Fray Casiano María de Madrid llegó a Colón, Panamá, en el año 1925, donde permaneció por espacios de pocos meses y luego es trasladado a Cartago, Costa Rica.

El 24 de diciembre de 1925 se dispone enviar al Fray Agapito de Olot a Puntarenas para que se hiciera cargo de la Parroquia y a Fray Casiano como su ayudante. Se establecen ambos en Puntarenas en 1926, contando Fray Casiano con 34 años de edad.

Ambos frailes creían encontrar en Puntarenas una tribu indígena semi desnuda, esto no era extrañar en la mente de un español recién ingresado a América.

Veamos lo que nos cuenta el propio “Fray” de esta experiencia:
“En este lugar el Señor me deparó, para mí un inesperado campo de acción misionera que llenó mi íntima inspiración a mi primitiva y tremenda vocación de sacerdote, dedicándome junto a mis obligaciones domésticas, al cuidado del templo, el catecismo, la escolanía, la del órgano parroquial que me obligara a improvisarme en maestro de capilla, junto con mis constantes visitas al Hospital para atender enfermos moribundos y preparándolos a bien morir, por no atender estos requisitos los enfermeros laicos de aquel tiempo. A pesar del clima y de haber contraído algunas enfermedades tropicales, a Dios gracias no me impidió mi apostolado por varios años, sintiéndome feliz y satisfecho de la obediencia”.

A los tres días de su llegada a Puntarenas, Fray Casiano conoce a la familia Zúñiga Brenes y por medio de sus conversaciones va a conocer teóricamente el medio donde va a desarrollar sus actividades.

Sus amistades crecieron con rapidez contando con una gran popularidad en nuestro puerto.

Inmediatamente comienza su labor de catequesis y por la vivacidad, abnegación y entusiasmo fueron muchos los niños que asistían a la “explicación” y también muchos los padres que se lo agradecieron.

Fueron varias las generaciones que recibieron sus enseñanzas y su amor a la fe cristiana, por lo que cuentan nuestros padres que la primera imagen que tienen de “Fray” es verlo rodeado de infantes.

Su felicidad consistía en poder compartir con los niños todos los momentos que pudiera.
d.- Aficiones literarias
Otra de las cualidades de fray Casiano fue de su afición a la literatura.

En su biblioteca encontramos una serie de libros de carácter religioso y psicológico que a menudo consultaba. También libros de temas actuales. Con ello adquirió una amplia cultura de la que hacía gala en sus conversaciones.

Además de leer, le gustaba escribir pero no cultivó ningún género específico ni siguió ninguna escuela literaria; simplemente escribió lo que le dictaba el corazón y tan pronto escribir versos de espíritu religioso, como trozos sin ninguna en vinculación con la religión.

En verso encontramos creaciones como “¿Qué has hecho volcán Irazú?” y “Para servir a la Iglesia que es mi madre”.

En prosa están “A.N.S.F.. San Francisco”, “Ejercicios espirituales” y “Oh, Virgen María”

En el aspecto histórico también tenemos una obra de Fray Casiano y se trata de una pequeña biografía de reverendo Padre de Enrique de Tolosa; la de que escribió en ocasión a su muerte acaecida en Nicaragua.

Tolosa fue un religioso capuchino de la provincia de Cataluña que por espacio de dos años fue Párroco de la Iglesia de Puntarenas y tuvo amistad con él.

En cuanto a la correspondencia, notamos en ella que van desde un agradecimiento profundo y sincero a personas que le ayudaron hasta la ira profunda de cualquier mortal. Fue irónico, tajante y hasta mordaz cuando necesito serlo para defender su obra y a los suyos.

e.- Su amor a la niñez
La obra de Fray Casiano de Madrid fue un monumento a la niñez desamparada.

Todo el amor encerrado en su corazón y toda su vida la dedicó exclusivamente a buscar el bienestar de aquellos niños que fueron víctimas de la incomprensión de sus padres, quedaron huérfanos a muy temprana edad o bien, por alguna circunstancia especial se encontraban en una situación difícil de desorganización familiar.

“Fray” nunca supo decir no a ningún niño desvalido o a alguna persona que tuviera menester de su ayuda. Siempre a la disposición de todos olvidándose de sí mismo.

Ayudó a niños, jóvenes y ancianos.

Una de las ideas era la formación de un hogar en el que pudiera habitar ancianos pero nunca llegó a concretarla.

Otra idea era la formación de un lugar donde los obreros pudieran realizar sus labores para la manutención de sus familias. En conversación sostenida con Monseñor Sanabria, en ocasión de la celebración de una Fiesta de la Virgen del Mar en Puntarenas, éste convenció a “Fray” para que dedicara su ayuda exclusivamente a los niños y se desentendiera de los ancianos. Fray Casiano estuvo de acuerdo y continuó su labor con más ahínco.

Fray Casiano María de Madrid tuvo campo en su corazón para todos los niños y para todas las personas que por una u otra razón se acercaron a él en busca de ayuda material o guía espiritual.

f.- Su muerte
Desde hacía varios años, Fray Casiano venía padeciendo de una afección cardiaca pero esto no era motivo para que todos los días se levantara temprano en busca de ayuda y con las preocupaciones de buscar sustento para sus niños.

A menudo iba a meditar a la orilla del mar; parecía que conversara con Dios, luego regresaba con la serenidad un santo para continuar su lucha diaria, para inculcar a los niños nuevos ánimos y para ganarle al hambre una partida más.

Siempre se le veía con su hábito raído pero sonriente porque el estómago de sus protegidos estaba satisfecho.

Antes de morir quiso ver de nuevo a la Virgen de Monserrat, para ello era necesario ir a Barcelona, España.

Las señoras Auxiliadora de Ramírez y Enriqueta de Moreno así como la señorita Suszy Fallas iniciaron una campaña para recolectar dinero y enviar a “Fray” a España.

Esta campaña tuvo el éxito deseado reuniéndose dinero suficiente para el viaje el cual iniciaría el 30 de junio de 1965 por barco pues su afección cardiaca no le permitía hacerlo por avión. El hermano Teófilo – a quien podemos considerar como el discípulo preferido de “Fray”- le acompañaría en este viaje para cuidarlo y para que bebiera de la misma fuente donde él bebió sus enseñanzas religiosas.

En la fecha indicada debería estar en Limón para abordar el barco; pero la mañana del 28 de junio del mismo año – un día antes de salir hacia San José- se le encontró muerto en su celda cuando contaba con 73 años de edad.

Pocas personas supieron que Fray Casiano flagelaba su cuerpo con un silicio metálico y que usaba también ligas con latas punzantes en sus brazos. Todo esto para torturarse.

La comunidad puntarenense, sin distingo de clases sociales y todas aquellas personas que le conocieron lloraron su muerte. Miles se postraron ante su cuerpo en un último adiós.

El pueblo se empeñó en enterar su cuerpo en el mismo Hogar Montserrat y no en el cementerio local y así se hizo.

Su madre había venido de España pocos años después que él a Costa Rica; había sido su fiel ayudante y su compañera incondicional. Ella había muerto y “Fray” la había enterrado en el Hogar, así continuaría teniéndola cerca.

Hoy allí descansa Fray Casiano junto a su madre, sin monumento, sin lujosa lápida, pero rodeado del cariño de todas aquellas personas que le reconocieron y admirar y añoran su presencia física, ya que su espíritu está latente en cada pared, en cada piedra y en cada grano de arena que hay en el Hogar Montserrat.

2.- Obra social realizada en Puntarenas

a.- Situación socio – económica de Puntarenas en 1926
Resulta indispensable realizar un estudio previo a 1926 del puerto de Puntarenas para comprender su situación socio – económica a dicha fecha.

Lo que hoy constituye Puntarenas fue creado mediante Decreto número 14 del 26 de febrero de 1840, dictado por don Braulio Carrillo que era en ese entonces Jefe Supremo del Estado de Costa Rica. Con dicho Decreto, Carrillo elaboró las bases jurídicas de la transformación del llamado “Islote de Arenas” en que actualmente es nuestro principal puerto en el Pacífico.

Decía don Braulio Carrillo:
“En atención a que la costa de Caldera habilitada por Decreto Federal de 23 de Enero de 1835 para el comercio marítimo del Estado, es tan mortífera… se habilita para el comercio marítimo del Estado, el puerto de Puntarenas en el Golfo de ese nombre; en consecuencia se construirán en él las oficinas de Aduanas, Almacenes y fortificaciones que sean necesarias para la seguridad y el comercio.”

En este Decreto se dan los cimientos de Puntarenas. En el Artículo Segundo del mismo se dice: “se fija para la ubicación de los edificios públicos la punta del Islote de arenas, en lo más inmediato a las aguas y para almacenes y casas particulares de teja o paja, el interior del mismo Islote, dejándose cien varas desocupadas entre los primeros y los segundos y entre éstos y las casas de paja”.

Además en el Decreto se menciona que la población “se delineará, siendo de tejas por cuadras de cincuenta varas cada una y de para, de veinticinco, dejándose las calles rectas y de travesía de veinte varas de ancho en toda la estención”. (sic)

Después de esto aparece una proliferación de normas, leyes y decretos dando como resultado una verdadera confusión de la situación de los terrenos y parcelas que los primeros moradores de Puntarenas habían ocupado para su vivienda o explotación comercial.

El puerto de Puntarenas, desde su inicio como puerto, encontró un fuerte competidor en Tivives.
Muchos de los dirigentes del país consideraban a Tivives como mejor situada geográficamente y deseaban convertirlo en el principal puerto del Pacífico.

Después de varios estudios hechos al respecto se deciden por Puntarenas y en 1909 se firmó contrato con Mr. Kowlton, mediante el cual se construiría la línea ferroviaria entre Cascajal y El Roble, quedando así concluido el ferrocarril directo entre la Capital y Puntarenas. Esto vino a fortalecer la confianza de los puntarenenses para enfrentarse al futuro.

El 8 de mayo de 1924 entra a ocupar la Primera Magistratura de la República Don Ricardo Jiménez Oreamuno, quien firma contrato para llevar a cabo la electrificación del Ferrocarril al Pacífico y la construcción de un nuevo muelle en Puntarenas.

Estas obras se concluyen durante la segunda administración de Don Cleto González Víquez (1928-1932).

Todo lo anterior viene a repercutir directamente y en forma favorable en el desarrollo económico de Puntarenas, notándose un incremento en su economía. Además, convierte a Puntarenas en un puerto de primera clase.

En 1926 el puerto de primera clase ya contaba con sus actividades comerciales, debidamente establecidas y en pleno desarrollo.

El grueso de la población contaba como principal fuente de ingreso con la pesca, que era abundante; la recolección de chuchecas para muchas familias representaba su sustento, pues este producto contaba con un amplio mercado, tanto en Puntarenas como en el interior del país.

El turismo, aunque incipiente, ya se consideraba como una fuente de ingreso a su economía; la mayoría de los turistas eran del interior del país y generalmente permanecían en nuestro puerto de ocho a quince días, lo que en proporción con hoy, dejaban más dinero en las arcas porteñas. Puntarenas era el puerto turístico por excelencia.

Por otro lado el servicio de cabotaje representaba un ingreso fuerte en el comercio porteño, pues al no haber caminos de penetración hacia Guanacaste, los productos de esa provincia eran sacados por la costa hacia Puntarenas y de aquí hacia la Depresión Central.

En cuanto a su población había una división ligeramente marcada entre los obreros y “la clase alta” de aquella época; debido a ello existían dos clubes sociales: El Centro Obrero y El Centro Social.

Por ser puerto, siempre ha tenido una población cosmopolita y flotante, existiendo, como hoy día, pocos criollos. El índice de prostitución ha sido siempre muy elevado, procurado por profesionales en este ramo que constantemente vienen del interior del país y muchas procrean hijos sin que hubiese un padre que se responsabilice por ellos y ni ellas toman esa responsabilidad.
Otro problema es la cantidad de muchachas que venían – y vienen – de la costa en busca de mejores oportunidades. Generalmente no encontraban trabajo por lo que algunas vieron en la prostitución un medio de vida, lo que significa una contribución para el aumento de hijos desamparados.

Para tener una idea más clara del puerto de Puntarenas en el año 1926, veamos lo que nos dice un contemporáneo de esa época. Me refiero a Don Cleto González Víquez:

“Puntarenas y el país deben pensar y piensan por lo pronto en establecer una nueva cañería de agua potable, hoy insuficiente y sin presión; obra indispensable no sólo para el incremento de su población, sino también para la higiene personal y pública. Deben dotar cuanto antes a la ciudad de un servicio contra incendios, de que no puede prescindir un pueblo en que predomina la madera como material de construcción”.

Además agrega: “… y por último en todo tiempo y con cualquier sacrificio, cuidar de la salubridad arreglando sus calles y desagües, ampliando y perfeccionando su balneario reformando y extendiendo sus cloacas, exigiendo aseo en casas y solares, manteniendo y agrandando y mejorando su servicio de Hospital.

“Cualquier descuido en este ramo de higiene traería descrédito a la población y le alejaría las ventajas del turismo, que es poderosa ayuda para su comercio, su cultura y sus rentas públicas”.

En este medio es donde Fray Casiano va a iniciar su labor. Al encontrarse entre una comunidad tan variada, va a desplegar una serie de actividades tendientes a atraer al mayor número de personas a la Iglesia. Asimismo, va a tratar de solventar algunos problemas que aquejaban al puerto, pero centrando su labor en la niñez, que fue la que siempre ocupó su atención y preocupación,

b. Zonas que cubrió su obra

Fray Casiano necesitaba, como es lógico suponer, una casa donde albergar a los niños que iba a recoger.

En el Barrio El Carmen de Puntarenas había una serie de terrenos baldíos; aprovechando esa situación, Fray Casiano decide cercar con alambre una parcela.

Con sesenta colones que poseía, empezó la construcción de una ermita con la ayuda de varios obreros, así como una casa que más adelante se convertiría en lo que hoy es el Hogar Monserrat.

La Municipalidad de Puntarenas quiso expropiarlo o hacer una permuta por otro terreno en El Roble, pero no sucede ninguna de las dos cosas. El lugar que había escogido Fray Casiano para establecerse fue al pie del faro que servía de guía a los marineros porteños. En este faro se encuentra una antiquísima imagen de la Virgen de El Carmen.

En 1943, la Municipalidad de Puntarenas por medio de su Presidente Daniel Venegas, le cede oficialmente este terreno.

Así obtiene Fray Casiano la primera propiedad que pasa a nombre de la asociación de Cristo Obrero.

Don Manuel Acón León, años después, le regaló un terreno en El Roble de Puntarenas, pero lo hizo sin escritura; sin embargo, a pesar de que el donador murió sigue perteneciendo a la Junta Directiva del Hogar Monserrat, pues los hermanos del difunto respetan la voluntad de éste.

En 1955, Santa Ana Esquivel regaló en forma personal un terreno a Fray Casiano María de Madrid en Santiago de San Ramón. Construye allí una ermita y una casa con la idea de establecer un noviciado e inició sus labores el 27 de mayo de 1958.

En la actualidad el Hogar Monserrat de Santiago de San Ramón está sin cumplir las funciones para las que fue creado, por motivos que más adelante trataré. Sin embargo, debido al mal estado en que estaban las instalaciones de Puntarenas, el Hogar de San Ramón está sirviendo para que los niños y las hermanas religiosas que los cuidan vivan ahí con la ventaja de un mejor clima.

En 1963 se le asigna a Fray Casiano un nuevo terreno situado en la Finca de Paso Ancho . Aquí empieza la construcción de una casa pero no llegó a concluirse y al morir Fray, esta propiedad pasó a formar parte de las temporalidades de la Iglesia.

En Alajuela el señor Antonio Rodríguez le regaló otro terreno para que construyera y albergara más infantes, pero tampoco esta obra pudo terminarla y hoy está en manos de una orden religiosa y pertenece a la Diócesis de Alajuela.

De lo anterior se desprende que a pesar de haber hecho intentos en varias zonas del país, tratando de ampliar la obra iniciada en Puntarenas, sus esfuerzos fueron en vano y no logró cristalizar sus ideales.

La única propiedad que está cumpliendo e interpretando el espíritu de “Fray” es el Hogar Monserrat de Santiago de San Ramón el cual funciona con sus estatutos y reglamento internos. Es una casona vieja, en un terreno muy quebrado a orillas de la carretera a Puntarenas, donde alberga a un grupo de niños que oscila entre 40 y 50. Casona que con mucha penuria ha sido habitada.

La abnegación de cinco hermanas de la Caridad de Santa Ana ha hecho reír a estos niños desheredados de la fortuna, gracias al milagro de Fray Casiano de Madrid y al noble esfuerzo del pueblo puntarenense y lugares circunvecinos, que con sus dádivas y generosidad hacen más llevadera la vida de abandono de estos niños.

La construcción que estaba ubicada en Puntarenas fue demolida por no prestar seguridad y por el deterioro en que se encontraba. Esas viejas paredes que vieron a “Fray” llorar y reír, hoy ya no existen. Pero continúa su espíritu en otro lugar y en otros corazones, que sienten la bondad cristiana y con su desprendimiento imitan y siguen los pasos del santo varón.

En Santiago de San Ramón, además de las cinco hermanas de la Caridad de Santa Ana, existía personal laico que ayuda en los quehaceres. Se recibían sólo varones de los tres años en adelante y hasta que completen el sexto grado; posteriormente se les envía a la Ciudad de los Niños en Cartago, para que aprendan el oficio más gustado por ellos. El trato que se les da a los niños es cálido, sobre todo a los menores, ya que las hermanas religiosas les dan cariño de madres verdaderas.
c. Organización de la Sociedad de Cristo Obrero

Se inició en julio de 1938, como una congregación autónoma y católica de la ciudad de Puntarenas.

Sus miembros se reunían en la antigua Casa Cural y la idea fue la de catequizar y ayudar a los obreros en la obtención de un local donde pudieran trabajar y ganarse el sustento, tanto de ellos como de sus familias.

En la actualidad la Asociación Benéfica de Cristo Obrero está compuesta por una serie de personas, que mensualmente dan una cuota voluntaria al Hogar Monserrat.
d. Instalación del Hogar Monserrat
La fundación del Hogar Monserrat se realiza oficialmente el día 19 de marzo de 1949; ahí se instaló Fray Casiano con su madre y sus niños. Al darle el nombre de Hogar pretendía que significara eso: un verdadero hogar en donde los niños estuvieran sin sentirse en prisión, con el cariño de un padre bondadoso y guía espiritual.

El nombre de Monserrat lo escogió para honrar a la Virgen de Monserrat de quien era fiel devoto.

Este Hogar sería un complemento para los puntarenenses de la obra realizada en el Hogar Cristiano para Niñas, que había recibido gran impulso del señor Feliciano Quirós Blanco y su señora esposa.

Ahora le correspondía a los niños tener los mismos beneficios de que gozaban las niñas desamparadas.
Los primeros días del Hogar Monserrat fueron sumamente difíciles; les faltaba lo que se puede considerar básico, como lo son la planta física en buen estado, utensilios, ropa, alimentación … Pasaron calamidades y sólo su fe en Dios permitió continuar.

Con la ayuda de algunos clubes sociales de la localidad, como los Rotarios, que suministraron un taller de ebanistería y otro de zapatería; instituciones de beneficencia y personas generosas, logró salir adelante.

Cabe destacar la lucha de “Fray” contra la miseria. Diariamente iba al mercado a recoger los alimentos que iban a ser desechados y a pedir a las personas que él sabía le darían ayuda.

En muchos casos recibió ofensas de algunas personas incomprensivas a la labor de “Fray”,

Fray Casiano recibía a todos los niños sin realizar averiguaciones; en este aspecto le faltó tecnicismo, pero no se podía pedir otra cosa a quien tenía exceso de confianza caritativa; muchos se aprovecharon de esta circunstancia para aprovecharse de él, sin estar realmente necesitados.

En 1945, cuando los capuchinos abandonaron la Parroquia de Puntarenas, la Congregación orden6 a Fray Casiano dejar la ciudad, pero éste, a pesar de haber hecho votos de obediencia, se rebela y toma la decisión de permanecer en el puerto.

Fray Casiano María de Madrid, al tomar esta decisión, optó por abandonar la Orden de los Capuchinos de San Francisco de Asís y se convierte en Fray Casiano de Monserrat.

e. Organización de la Hermandad de Cristo Obrero

Fray Casiano sabía que era necesario que alguien continuara su obra una vez que él muriera. Necesitaba una serie de personas que siguieran sus pasos, orientando y cuidando a sus niños con el mismo cariño y dedicación que él.

Entre los mismos jóvenes que ingresaron al Hogar Monserrat, en busca de su ayuda, encontró a algunos capaces de realizar tal empresa y de ahí le surge la idea de crear una institución donde pudiera formarlos dentro de los cánones de la religión.

La llamó Hermanos franciscanos de Cristo Obrero.

Los Hermanos Franciscanos de Cristo Obrero deben su creación a Fray Casiano de Monserrat, que fue su fundador; a Monseñor Dr. Víctor Sanabria Martínez, quien la sugirió; a Monseñor Juan Vicente Solís, quien la autorizó y a Monseñor Luis Centoz, quien la confirmó y ayudó económicamente.

Esta Institución tendría su sede en el Hogar Monserrat de Santiago de San Ramón.

El 12 de setiembre de 1962, en carta enviada a Monseñor Juan Vicente Solís, Obispo de la Diócesis de Alajuela, Fray Casiano solicitó autorización para emprender dicha obra. La petición fue contestada afirmativamente ese mismo mes.

La Orden de Hermanos Franciscanos de Cristo Obrero tendría un aspirantado, un año de postulado, dos de noviciado y después se harían los votos temporales cada año hasta completar cinco, para luego hacer los perpetuos.
Se inició con doce jóvenes y Fray Casiano sería el superior.

A pesar de haber sido creada la Orden con autorización de la Iglesia y cumplir con los requisitos indispensables, se abandonó la idea sin dar razones de peso para ello.

A la muerte de “Fray” no recibieron la ayuda debida de parte de la Iglesia y quedaron a la deriva en el aspecto espiritual y material. Se considera una verdadera lástima este fracaso, pues eran muchos los jóvenes de la Orden que tenían verdadera vocación y salieron desilusionados por el abandono.

La Orden de Hermanos Franciscanos de Cristo Obrero clausuró sus funciones en 1966, con lo que quedó así truncado otro de los proyectos de Fray Casiano.

f. Labor social en la comunidad

El mayor logro de la obra de Fray Casiano ha sido la labor social desarrollada en la comunidad porteña.

Son muchos los problemas socioeconómicos a los que tiene que enfrentarse nuestra comunidad: la desocupación debido al aumento de la población, la inmigración de los pobladores de la zona costera y del interior del país.

La desocupación ha originado otros problemas: la prostitución, el alcoholismo, gran número de madres solteras y el abandono de la niñez. En este último punto es donde el Hogar Monserrat ha centrado sus esfuerzos, tratando de colaborar en la medida de sus capacidades.

El Hogar Monserrat admite, por regla general, a los niños que le envía el Patronato Nacional de la Infancia, siempre y cuando su edad oscile entre 3 y los doce años.

Este Hogar desempeñaba en San Ramón las funciones del Hogar Transitorio de San José.

Una vez instalados los niños en el Hogar Monserrat se les provee de lo necesario y se comienza con su formación integral.

Al concluir el sexto grado se les envía a la Ciudad de los Niños para que aprendan un oficio; o bien, en algunos casos se les busca un hogar respetable para su adopción.

El Hogar Monserrat ha desempeñado esta labor por espacio de dos decenios y los beneficios los han recibido centenares de niños, entre los cuales hoy hay hombres respetables, profesionales en diversas ramas, obreros y padres de familia ejemplares.

En carta con fecha 28 de marzo de 1965 dirigida al Rev. Padre Paul Elizondo, leemos: ” … pero tengo la inmensa satisfacción, “aunque me tilden de soberbio y orgulloso”, de haber creado a mil trescientos setenta y dos niños costarricenses……

Tercera Parte
Bibliografía

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Obando V., Benjamín. “Puntarenas llora a Fray Casiano de Madrid”. En: Centro América de Ayer y Hoy. Edición No. 4. Setiembre-octubre de 1965. Págs. 39-40.

Poirot. “Un padre de centenares de huérfanos”. En: Periódico” La República”,
Año 13, No. 4127. San José, Costa Rica. “La República”, 29 de j

Soley Güell, Tomás. “Historia económica y hacendaria de Costa Rica”. San
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Autor: Chen-Apuy Cabalceta, Nicolás