Por:  ÑOR  ANTENOR AGÜERO  RAMÍREZ

¡Salú| amigo lector! Me llena de gozo que esté usté pura vida| como dice la gente de hoy en día.

El miércoles pasao| nos juimos pa’ San José yo y Yanuaria| acompañando a Marcelina| mi hija más menor| quien tenía una cita a las ocho ‘e la mañana en el San Juan de Dios. Como salimos temprano del hespital| nos dimos a la tarea de pasiar; adió| uno también tiene derecho de dase un lujito de cuando en vez… ¿No cré usté?

Hubiera visto qué figura la de nosotros| agarraos de las manos| uno detrás del otro| por esas calles tan atipadas de gente. Nos llevó Marcelina a un negocio ‘onde nos vendieron una vaina que llaman “picsa“. ¡San Hirsuto de Francia! ¡Qué chanchada más fea aquella! Empezando porque parecía una vomitada; y| mi palabra| los ‘esperdicios pa’ los chanchos güelen mejor… Claro| que no jarté naitica de aquello…

De áhi| nos juimos pa’ un lugar mentao el “Serpentuario“. Vé| eso sí me gustó ver tantísima “sin cejas“: desde casbabeles| pasando por bocaracases| béqueres| y una milenta más de bichos… Endespués| como quedaba “chiche“| nos juimos pa’l Parque Bolívar. ¡Ah| maravilla de lugar! Qué lindo lo tiene la Jundación que lo atiende ahora…

Eso sí es puritica canela ver tanto animal de monte en aquel lugar. Casi me pareció volver a mis años de juventú| cuando en las montañas de Bestia Sonta tuavía cundían de dantas| venaos| tepezcuintes| monos carablancas| sajinos| cabros de monte| pavas| zorros| guatuzas| liones| tigres manigordos| “pericos ligeros“| ¡en fin!| en aquellos tiempos mi tierra era como el “Paráiso Territorial” de la Santa Biblia.

Y pensar que por gente como yo mesmo -que juí montiador (cazador) empedernío en la juventú- de tuiticos esos animales ya ni el recuerdo queda… Mire| mi amigo| recordando con mi viejita todo aquello| nos dentró una cabanga tan terrible que no nos quedó más que mancornanos y sentanos en una banca de aquel parque a soltar un pañuelao de lágrimas| desconsolaos…

Enseguida| cogimos un taixi y nos juimos a la Plaza de la Incultura… Qué sartal de viejos raros llegan áhi. A Marcelina| por haber llevao una menifalda| hasta una nalga le anduvo manosiando un pachuco. ¡Qué barbaridez! Y ya ni a las viejas respetan…

A Yanuaria| antes de salir de casa| le dije que no se echara tanta plata| pero no me hizo caso… Se puso a comprar unas chucherías pa’ los nieticos en uno de los chinamos de la plaza. Se sacó la cartera de entre los senos y pagó; cuando se la guardó…

Amigó(á)| ¡casititico le arrancan las “chuspas” (senos) por robale la jodida cartera! Gracias a Dios| había un carajo| mentao Tango| quien vive haciendo piruetas con una bolilla| que persiguió al chapulín| lo agarró y le pegó una patiada que lo dejó desmadejao de viaje| hasta que llegó la Policía Montada de a caballo y se lo llevó en ancas… ¡Qué susto..!

Ya sabe| amigó| cuando vaye a la capital| encomiéndese a la Virgencita del Retiro| póngase un Escapulario consagrao en el pescuezo| la Magnífica en una bolsa de alante| la oracioncita del Fusto Fuez en la bolsa de atrás| pele el “guacho” y tenga mucho cuidao pa’ seguir ECHANDO PA’LANTE…


Marcos Fco. Soto
Marco Francisco Rojas Ramírez| mejor conocido como Marcos Francisco Soto| nació en la Ciudad del Espíritu Santo de Esparza el 5 de julio de 1965; siendo el mayor de 4 hijos| fruto del hogar conformado por los señores Marco Tulio Rojas Soto (Tulio Soto)| de grata memoria y María Elena Ramírez Vargas. Es Terapeuta/Máster REIKI.