Por:  ÑOR  ANTENOR AGÜERO  RAMÍREZ

¡Salú| amig@ lector(a)! Venga pa’ dale un tremendo abrazo fraternal… Qué bien le veo el día de hoy… ¡Ah| bárbar@!

Tradición de galleros…

A los treinta años de edá| más o menos| a yo me gustaba ir a las peleas de gallos| a probar suerte con unos lombricientos que tenía; a veces me iba muy bien con las apuestas| pero en otras| perdía hasta el modo de andar…

Había un viejillo que llamábamos Poncher| que era un hombre espeso pa’ mentir. ¡Tata Dios! A diario vivía rajando con sus gallos. Cierto domingo en la tarde| endespués de un torneo en la Gallera| me le arrimé a conversar y estaba el viejo| en lo más y mejor| ventiándese la jeta con los pollillos de pelea…

Y le conté una anéudota:

“-Hombré| Poncher| yo no he visto tuavía gallos de pelea más buenos que los míos… Mirá| cuando una gallina está empollando| hay que llevar muy bien la cuenta de los días y estar pendiente| porque el día del nacimiento: pollo que rompe el cascarón del güevo es un pollo que hay que poner de una vez en jaba aparte| porque si no se hace asina| pueden matase entre ellos| con decite que si es a la probe gallina ¡no les importa pasala por las espuelas..! ¡Qué alimales más sangrinos!”

Vide a Poncher que se quedó como pensativo| y áhi nomás| se volvió y me respondió:

“_¡Ah| no| Antenorcillo! Eso no es nada… Esos pollos tuyos son pipilachas a la par de los míos… ¡No jodás! Pa’ que veás vos cómo es la carajada| fijate que hace poco le mandé| por tren| una docena de güevos a un pariente mío que vive en Atenas| que’sque pa’ que los “sacara” (empollara) con calma… ¡Y diay! Pasó el tiempo y no tenía noticias de nada…

“Hasta que un día vino mi pariente a casa y le pregunté cómo le habían resultao aquellos pollos ¡y me va contando la tragedia! Vé si eran salvajes aquellos bichos que no le llegó ni un solo güevo bueno… ¿Has de crer que se agarraron entre la bolsa y lo único que quedó jue un batidero de yemas de los once mil diablos..?”

Ah viejo más jetón| ¿verdá?. Sigamos ECHANDO PA’LANTE| hasta la prósima…



Marcos Fco. Soto
Marco Francisco Rojas Ramírez| mejor conocido como Marcos Francisco Soto| nació en la Ciudad del Espíritu Santo de Esparza el 5 de julio de 1965; siendo el mayor de 4 hijos| fruto del hogar conformado por los señores Marco Tulio Rojas Soto (Tulio Soto)| de grata memoria y María Elena Ramírez Vargas. Es Terapeuta/Máster REIKI.