Por: ÑOR ANTENOR AGÜERO RAMÍREZ
¡Salú| amig@ lector(a)! Que Tata Colochos y la Negrita de Los Ángeles me lo tengan bien alentad@| gord@ y colorad@…
Cosas de la Vida o de…
Allá en el caserío de Altura Fría| vivió una pareja española. La semana pasada murió el viejillo| de nombre ñor Sebastián| endespués de haber agonizao tres meses; a los dos días| ña Fecunda| la viuda| -que por cierto nunca tuvo parentela- decidió ise pa’ su páis| pos ya tenía vendida la propiedá.
Como mi viejilla siempre había sido muy pelotera con ella -pos a diario vivía llevándele cuanta carajada cocinaba-| ña Fecunda se vio en confianza de pedile a Yanuaria que le ayudara a limpiar la casa cuando ella se juera y antes de que llegaran los nuevos inquilinos…
La cosa es que Yanuaria estaba ocupada destazando gallinas pa’ un rezo y| como ya casi se venía l’otra gente| me jui yo de soplas a pegale una lavada a esa casa y acomodar algunos chunchillos que no se había querío llevar pa’ no tener el tormento de recordase del finao…
Lo raro del caso es que| cuando llegué y abrí la puerta con la llave que me habían dao| me encontré con ña Fecunda sentada en una poltrona| quien a ratos tejía| rezaba o cantaba… La saludé| dentré pa’ dentro y me puse| en aquel caserón a hacer los trabajos que le dije.
Allá| al rato| me llamó ña Fecunda| me dio un fresquillo de algo que no supe qué era y se puso a conversame como desconsolada… Me dijo que debía veinte rosarios de una promesa pendiente| pero que la verdá le había faltao tiempo p’hacelo y me pidió que con Yanuaria le ayudáramos en eso.
Al final| me hizo una pregunta muy rara:
“-Antenor| ¿usté alguna vez ha óido cómo se ríe La Muerte?”
Le respondí que no.
“-Ah| pos áhi le va…”
Y se ha pegao aquella vieja unas carcajadas que más parecían alaridos de dolor que otra cosa…
En ese momento| se soltó un remolino’e viento entre la casa y un humarascal de azufre tan terrible ¡y se desapareció la jodida viuda! ¡Avemaría! Yo salí “como alma que lleva el pisuicas” pa’ mi casa… Y endespués nos dimos cuenta que la probe viejita| esa mesma mañana| había cáido muerta de un “cofarto” al corazón en el “agriopuerto” de don Santamaría…
Todavía| cuando me acuerdo| se me engrifa tuitico el espinazo del susto… ¡Sigamos ECHANDO PA’LANTE…
Marcos Fco. Soto |