-¡Salú| amig@ Lector(a)!  Un saludo cordial pa’ tuiticas las Bellas Madrecitas de Costa Rica. ¡Ah! También pa’ mi gran amigo don Santiago Marín Loría| a quien le dedico este relato… Viera ¡que falta nos hace en el Mercao de Esparza pa’ oyile esa milenta de historias y de ‘chiles’ que se sabe. ¡Ah| bárbaro! ¡Ja| ja| ja| ja!

JUGADOR MORTAL… De cuando estaba más sazoncillo| recuerdo las mejengas de Futgol… En algunas ocasiones nos juntábamos un grupo de ‘güevoncillos’ y ‘hacíamos una vaca’ pa’ recoger dos pesos y comprar una bola con un ‘bitoque’ pa’ inflarla| el cual se zampaba por entre una rajada…

Viera qué pedazo’e coyunda tenían esas jodidas bolas| con decirle que parecía un rabo’e güirriza| que tenía que meterse entre unos ojetes como los de los zapatos. Teníamos que abombarla a puro inflador de mano| dejándola bien atilintada. 

A veces| con el trajín del juego| se iba soltando la bendita coyunda y le pegaba a uno cada cuerazo en las ‘chimpinillas’ que hasta que lo hacían pegar ‘berridos’ de dolor…

En aquellos tiempos éramos descalzos; pos uno| si acaso| podía aspirar a tener un par de ‘caites familiares’; solamente los de platilla podían darse el lujo de tener zapatos…

Hubo un carambillas que era buenísimo| y que venía de Altura Fría: el zurdo Onisífaro Miranda| ya finao… De muy chacalincillo había tenío un accidente: le cayó una pipa en el dedo gordo de la pata izquierda; por eso le crecía la uña muy rara| partida en dos; con decirle que parecía un pico’e lapa…  Y tenía un filo| ¡que ayúdeme a decir!  No había bola que no reventara con aquel garfio… Mi palabrita| que nosotros le teníamos miedo cuando él llegaba a ‘mejenguiar’… Tan asina| que lo dejábamos jugar si juraba por su mama que sólo iba a patiar la bola con el empeine… 

Cierto día| en una ‘jugada dividida’| en el ‘pique’ a la bola| el zurdo ‘Nisífaro jue a darle y Eleuterio Canaletes también…  Resultó que con el filo de la uña se le llevó al probe Eleuterio: el pantalón| la faja y la camisa| dejándole la panza ‘rayada’ ¡como con navaja de barbero! 

A ese carajo nunca terminó de crecerle aquella uña tan terrible y de veras que| cuando pudo calzarse| el zapato’e la pata zurda tenía un compartimento especial adelante pa’ aquel tremebundo dedo gordo…

Esto último puede preguntárselo al finao Juan Cairo que jue el zapatero de toda una vida del recordao ‘Nisífaro.

Bueno… Por hoy| me despido con mi consejo de siempre: MOVAMOS LAS VÁRICES POR COSTA RICA y sigamos ECHANDO PA’LANTE… Hasta la próxima…